La Historiografía De La Tuberculosis En Colombia
1 Hemos recogido lo que se ha hecho hasta ahora en historia de la
tuberculosis en Colombia mediante dos métodos: Primero, por la
consulta exhaustiva de los catálogos de bibliotecas y las bases de
datos disponibles. Segundo, formulando la pregunta sobre la existencia
de trabajos publicados a la mayoría de los investigadores que actualmente se interesan en este problema. De todas maneras, es posible que el inventario así obtenido no se a un resultado exhaustivo, pero es muy representativo, pues contiene los trabajos de mayor visibilidad así como las tesis y monografías universitarias. Por otra parte, no todos los trabajos citados tratan directamente el problema de la historia de la tuberculosis en Colombia. Por ejemplo, el primer estudio que pone en relación condiciones de vida, problemas sociales y presencia de la tuberculosis es el del médico salubrista y doctor en historia, Álvaro Cardona Saldarriaga (1984), aunque la tuberculosis es solo uno entre los diversos problemas de salud de la Colombia de la primera mitad del siglo XX que estudia.
El médico y especialista en infectología, Sigifredo Ospina, publicó en 2001 un artículo relacionado con la historia general de la tuberculosis en donde enumera los hitos de la historia natural de la enfermedad, los de la historia del conocimiento médico de ella y algunos acontecimientos legislativos de la lucha antituberculosa en Colombia (OSPINA, 2001). Lo importante de este artículo es el balance crítico que hace del panorama epidemiológico de la tuberculosis en Colombia a finales del siglo XX.
En un artículo de 2001, del médico y epidemiólogo Álvaro Javier Idrovo, hay preguntas históricas sobre la presencia de la tuberculosis en Bogotá a finales del siglo XIX y comienzos del siglo
XX. Es importante este aporte porque, basado en fuentes histó-
ricas, el autor interroga la existencia de una epidemia de tuberculosis en la ciudad capital durante la transición del siglo XIX al siglo XX (IDROVO, 2001). En otro artículo de 2004, este mismo
investigador indaga sobre el comportamiento epidemiológico de la tuberculosis desde tiempos prehispánicos hasta el siglo XX en territorio colombiano. En el artículo hay afirmaciones contundentes sobre la existencia de una epidemia de tuberculosis en Bogotá a comienzos del siglo XX, así como sobre la de una endemia nacional en el mismo periodo, pero el autor no aportó el material probatorio para sustentarlas. Él mismo afirma que: “Conocer con exactitud cuál fue la ocurrencia de TBC en Bogotá entre 1870 y 1920 no es una terea fácil, debido a la ausencia de unas adecuadas estadísticas” (IDROVO, 2004, p. 217). Y confiesa que él mismo conoce una única fuente, los archivos del Hospital san Juan de Dios (IDROVO, 2004, p. 217). Los aportes de estos dos artículos de Idrovo tienen que ver más con la epidemiología que con la historia de la enfermedad en Colombia.
Un artículo de Magnolia Arango Loboguerrero de 2003 señala algunos hitos mundiales de la historia de la tuberculosis infantil. En este trabajo, como en los ya citados de Idrovo y de Ospina, los datos históricos son instrumentalizados para argumentar a favor de la investigación epidemiológica de la tuberculosis. De los artículos hasta aquí evocados hay que destacar que enriquecen una cultura general sobre la tuberculosis, pero casi no aportan nuevos conocimientos a la historia social y cultural de la tuberculosis en Colombia (LOBOGUERRERO, 2003). Las pocas investigaciones hechas desde el campo de la historia se circunscriben a ciertas ciudades como Bogotá y Medellín o a determinadas instituciones durante periodos precisos. Pero es en ellas donde ha sido planteada la historia de la tuberculosis en Colombia en su complejidad, es decir como un problema cuyo aspecto biomédico es solo una de las facetas. En la historiografía especializada, estos trabajos universitarios que podemos llamar propiamente históricos se distinguen porque responden a preguntas planteadas por la historia como campo de investigación2: ¿Cuál ha sido la respuesta oficial e institucional frente a la tuberculosis como problema social y enfermedad colectiva? ¿Qué relaciones han podido existir entre flujos migratorios, industrialización, urbanización y tuberculosis? ¿Cómo se ha percibido y cómo se ha representado la tuberculosis en la sociedad colombiana en cada periodo de su historia? Entre los trabajos propiamente históricos se destaca la tesis de maestría en historia de la médica neumóloga Magnolia Arango (2007), porque estudia en detalle las estrategias de control y las representaciones que la tuberculosis suscitó en la sociedad bogotana del cambio del siglo XIX al XX.
Mariela Vélez Alzate (2001) y María Bernarda Ocampo (2005) hicieron sendas monografías para obtener el título de historiadoras y ambas trabajaron sobre el primer sanatorio de tuberculosis creado en Colombia, el Hospital La María, proyectado desde 1920 por el Concejo municipal de Medellín3 e inaugurado en 1923. Mientras que Vélez se limita a presentar una relación descriptiva de algunos aspectos institucionales, Ocampo inscribe la creación del nuevo Hospital en los proyectos higienistas y de medicalización urbana del Medellín de comienzos del siglo XX. En otra monografía de historia, sobre “las enfermedades sociales en los obreros de Medellín, 1900-1930” (2007), Jana Catalina Congote dedica un capítulo a la tuberculosis, pero se limita a una lectura descriptiva de la tesis de medicina de Jesús María Duque (1889). Andrés Renet Arango, en su monografía de historia (2010), ha presentado resultados de investigación sobre la historia de la lucha antituberculosa en Medellín a comienzos del siglo XX. La principal fue la de coordinar y propiciar la construcción de un sanatorio de montaña para originalidad de este trabajo radica en su punto de partida constituido por preguntas nunca antes formuladas por la historiografía.
Se interroga por las relaciones entre las estrategias sanitarias, la
estadística de la enfermedad y el funcionamiento del primer sanatorio creado en el país. Junto con la tesis de maestría en historia deMagnolia Arango constituyen los dos únicos trabajos que asumen el problema de la historia de la tuberculosis en Colombia en su complejidad, es decir como problema a la vez social, institucional, político, biomédico, económico y cultural. Una característica común a la tesis de maestría y a las cuatro monografías de historia citadas –lo que constituye su novedad– es la interrogación, desde varios puntos de vista, sobre la estrategia sanitaria englobada en la historia de Colombia bajo el nombre de “lucha antituberculosa”. También desde el punto de vista de la historia de las instituciones, hay que señalar el artículo de Mario Hernández y Héctor Maldonado (2004) que describe la creación del pabellón para tuberculosos en el Hospital San Carlos de Bogotá. Resume la existencia de ese hospital como sanatorio antituberculoso: orígenes, aspectos arquitectónicos, conceptos científico-médicos de un sanatorio en la “era preantibiótica”, cambios debidos a la introducción de la quimioterapia antibiótica y a sus efectos en la desaparición de la cura sanatorial en Bogotá. Lo más valioso de este artículo es su descripción de la evolución de las terapéuticas antituberculosas en el caso de una región colombiana.
Finamente, en cuanto a la historia natural de la enfermedad
ha habido valiosos aportes de investigadores colombianos: Álvaro
Javier Idrovo (1997); Hugo Sotomayor, Javier Burgos y Magnolia
Arango (2004); Abel Martínez Martín, Bernardo Meléndez Álvarez
y Leidy Gamboa Gamboa (2006); José Rodríguez Cuenca (2006). En
estos trabajos de paleopatología se presentan evidencias sobre la
presencia de la tuberculosis en el mundo precolombino, en diversas
localidades geográficas del actual territorio colombiano.
De este balance historiográfico se desprenden muchas más
preguntas que resultados de investigación. Las características de
esta historiografía son el escaso número de trabajos, la dispersión,
el carácter fragmentario, monográfico, descriptivo y poco analítico.
A partir de este recorrido es evidente que ha habido desatención
por parte de los historiadores frente a la historia de la tuberculosis
en Colombia. Esta situación plantea varios interrogantes:
¿será que se ha considerado la tuberculosis como un problema
histórico menor? ¿En algo habrá incidido el obstáculo de la gran
cantidad y dispersión de fuentes impresas y de archivo? ¿O quizás
la prevalencia de esta enfermedad en Colombia, durante los siglos
XIX y XX, ha sido difícil de medir, y las mediciones que hay la muestran
como un mal menor, si se lo compara con el paludismo, las
enfermedades gastrointestinales y el hambre? ¿Se puede ligar esta
ausencia a una situación general de precariedad en la historia de la
enfermedad y la salud en Colombia?
Es difícil responder inmediatamente estas preguntas, pero
se puede avanzar por ahora que quizás en este olvido también
influya que algunos historiadores se detengan ante el prejuicio según
el cual los problemas de la historia de las enfermedades deben
ser estudiados por médicos, y que por lo tanto habría que seguir
esperando algún pronunciamiento por parte de ellos.
Los estudios realizados para Europa (GRMEK, 1999), Estados
Unidos (TELLER, 1988), Francia (GUILLAUME, 1986; 1988), Inglaterra
(BRYDER, 1988), España (MOLERO MESA, 1987; RODRÍGUEZ
OCAÑA, 1992), Argentina (CARBONETTI, 1988; ARMUS, 2007) y
Brasil (NASCIMENTO, 2008; PORTO, 2008; SILVEIRO; NASCIMENTO,
2004) por mencionar sólo algunos de los más agudos , muestran
que la tuberculosis, como hecho social y cultural, es decir
como enfermedad dominante de cierto periodo de la historia de
la humanidad, es resultado de una confluencia de acontecimientos
de muy diversa índole que acaecieron entre finales del siglo XVIII
y la Segunda Guerra mundial. Ese periodo coincide con inmensos
avances en el campo del saber médico en general y en el del conocimiento
de la tuberculosis en particular: la perfecta objetivación
anatomo-clínica lograda desde finales del siglo XVIII por autores
como Desault, Dupré de Lisle o Rozière; la “auscultación media
ta” de Laennec (1819) y su unificación de las múltiples manifestaciones
de la enfermedad; la inoculación infecciosa en animales,
lograda por J. A. Villemin, en 1865; el aislamiento del bacilo por
Robert Koch, en 1882; las posibilidades diagnósticas de comienzos
del siglo XX, tales como la aplicación de los rayos X descubiertos
por Karl Rötngen en 1895 y la cuti-reacción descubierta por Von
Pirquet en 1907, y el descubrimiento de los antibióticos (1940) y la
aplicación de la estreptomicina desde 1944.4
Por otro lado, los estudios citados dejan claro que se trata
de un verdadero “mal del siglo”, no en el sentido literario, sino en
el sentido de la ubicación patocenótica5 de la tuberculosis como
endemia ligada a cambios drásticos en las condiciones de vida de
las poblaciones debidos a su vez a procesos acelerados de urbanización
e industrialización.
La calidad y la profundidad de los estudios hechos para otros
casos ponen aun más en evidencia la ausencia de investigaciones
sobre el caso de Colombia, donde el problema no se ha estudiado
todavía para el ámbito nacional. Según los pocos estudios parciales
existentes y según las fuentes de archivo, es evidente que una estrategia
oficial denominada “lucha antituberculosa” (1916-1935) y
dominantes las enfermedades a la otra denominada “campaña nacional contra la tuberculosis” (1935-
1959) tuvieron cierto despliegue y alguna incidencia en el conocimiento
de la endemia en el país, y jugaron quizás algún papel en su
retroceso. Sin embargo, la situación historiográfica colombiana es
tan precaria en este campo que es necesario comenzar por preguntar
si la tuberculosis ha existido realmente como endemia y como
epidemia en Colombia. Para esbozar una respuesta a esta pregunta
habría que comenzar por un examen crítico de las huellas que esta
enfermedad ha dejado en nuestra memoria colectiva y en nuestros
archivos.
Un primer examen nos muestra evidencias de que, históricamente,
la tuberculosis ha sido realmente un problema sanitario
para la sociedad colombiana. En los discursos médicos del siglo
XIX y de la primera mitad del siglo XX esta enfermedad aparece
casi siempre como un problema muy acucioso y amenazante para
la sociedad, al mismo tiempo que largamente descuidado por parte
de las autoridades políticas.
Es innegable que este problema histórico hay que estudiarlo
en todas sus dimensiones: simbólica, social, política y biomédica.
Varios historiadores (QUEVEDO, 1993; OBREGÓN, 2002) han mostrado
que, en historia de las enfermedades, al enfocarse sólo en la
dimensión biomédica, el investigador se acerca a uno solo de los
aspectos del problema, aunque no al menos importante. Inversamente,
al olvidar los aspectos cambiantes de la dimensión biomédica,
el historiador pierde la oportunidad de estudiar los grandes
problemas de la historia de las enfermedades, los que afectan el
curso de las civilizaciones (GRMEK, 1969). Entre esos problemas
están los que han influido particularmente en el devenir de nuestra
relación con la tuberculosis. Un ejemplo notable es el de la prolongada impotencia terapéutica contra ella: casi ochenta años (entre 1865 y 1945) de lucha denodada contra la enfermedad (estrategias higienistas, sanatoriales y quirúrgicas) y casi nada en recursos terapéuticos eficaces.
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